sábado, 11 de agosto de 2012

El destino

Escrito estaba, sí: se rompe en vano Una vez y otra la fatal cadena, Y mi vigor por recobrar me afano. Escrito estaba: el cielo me condena A tornar siempre al cautiverio rudo, Y yo obediente acudo, Restaurando eslabones Que cada vez más rígidos me oprimen; Pues del yugo fatal no me redimen De mi altivez postreras convulsiones. ¡Heme aquí! ¡Tuya soy! ¡Dispón, destino, De tu víctima dócil! Yo me entrego Cual hoja seca al raudo torbellino Que la arrebata ciego. ¡Tuya soy! ¡Heme aquí! ¡Todo lo puedes! Tu capricho es mi ley: sacia tu saña... Pero sabe, ¡oh cruel!, que no me engaña La sonrisa falaz que hoy me concedes. Getrudis Gómez de Avellaneda (1814-1873)

el libro secreto de la cienciologia

La cienciología ha logrado administrar cierto hermetismo con respecto a sus creencias, y lo ha hecho con enorme eficacia. Desde que las bases de la cienciología fueron establecidas por Ron L. Hubbard en los años 50´, un acuerdo tácito de silencio se estableció entre sus miembros superiores, acaso por temor al ridículo, pero cuya razón de ser es perfectamente lógica. Es imposible ensayar una refutación sobre algo sin haberlo estudiado previamente. Lo cierto es que las bases de El libro secreto de la cienciología se parece menos a una revelación doctrinaria que a un mal sueño de H.P. Lovecraft, uno que el autor de Providence rápidamente habría descartado por considerarlo burdo. A continuación expondremos el secreto mejor guardado de la cienciología, un secreto incómodo, bochornoso, se diría. La cienciología afirma que una entidad llamada Xenu, especie de dictador de la Confederaión Galáctica, trajo a los humanos a la Tierra hace unos setenta millones de años, asentándolos en la cercanía de distintos volcanes alrededor del mundo. Acto seguido, los exterminó utilizando armas de poder inimaginable. Las almas de los muertos, como las larvas mencionadas por H.P. Blavatsky, se "adhirieron" o "pegaron" al cuerpo de los sobrevivientes, actuando sobre la raza humana incluso en nuestros días. Dentro de la cienciología esto se conoce como Incidente II. El recuerdo de esta masacre -siempre según Hubbard- persiste en la memoria colectiva, emergiendo de tanto en tanto como recuerdos traumáticos, llamados Pared de Fuego. Vale aclarar que la epopeya de Xenu corresponde a una pequeña parte de las creencias de la cienciología sobre antiquísimas civilizaciones alienígenas y sus intervención en los asuntos mundanos. Naturalmente, desde que Ron L. Hubbard narró la historia de Xenu a un grupo selecto de iniciados, posiblemente en 1967, los detalles se mantuvieron en un estricto nivel confidencial. El llamado Libro secreto de la cienciología es apenas un núcleo de conocimientos y creencias que solo son comunicadas a los miembros superiores de la organización, quienes para alcanzar ese status deben ser, además, los que mayor cantidad de dinero aporten. La cienciología en su conjunto ha evitado declarar públicamente el relato de Xenu, y, desde luego, ha negado rotundamente la existencia de un libro o génesis de la humanidad. Este hermetismo siempre resulta sospechoso, y poderosamente atractivo, para todos los divulgadores apócrifos de la cienciología, que en última instancia no ofrece extravagancias inéditas, sino recapitulaciones de viejas creencias que hablan de seres inmortales venidos de las estrellas con designios más o menos oscuros. La cienciología sostiene que cada persona es un ser inmortal llamado Thetan que posee un cuerpo y una mente para habitar en el mundo. Este espíritu -aseguran- es esencialmente bueno, y basta educarlo correctamente para que alcance todo su potencial. Resumido de este modo, la doctrina de la cienciología no se diferencia de otras creencias, incluso de otras más extravagantes. La controversia proviene del modo en que este espíritu debe ser educado, ya que su naturaleza no es de este mundo sino que fue "traída de afuera". En consecuencia, para adaptarse a las condiciones de una sociedad poco afín con su esencia, el hombre sufre y se rebela contra los paradigmas que lo rodean. Si la doctrina de la cienciología se remitiese a esto, poco habría para condenar sobre sus acciones. El mundo está lleno de creencias aún más extrañas. Sin embargo, hay quienes sospechan que El libro secreto de la cienciología se reserva algunos otros detalles, acaso más escabrosos, sobre la naturaleza humana y sus demonios.