
lunes, 22 de febrero de 2010
INESTABILIDAD,DOLOR,TRISTEZA Y AMARGURA

ANOCHECERES SIN FIN


DESTINO CRUEL


ULTIMO SUSPIRO

ESPERANZA

CREPUSCULO

LA GRACIAS DE AMAR ....Y NO ODIAR

APRENDI A PERDER


Que dificil empezar ;mirar atras y darse cuenta que la vida pasa ....no tengo nada pensado ,solo escribo lo que se viene a mi cabeza...ciento dolor y rabia ...dolor porque ciento ,cada vez que te escribo....que no soy nada que la razon no me acompaña ....rabia....rabia con mi ser por ser tan devil y a la ves tan estupida quiero desaparecer,no sentir dolor fundirme en la oscuridad mas inmensa ....oscuridad que nadie aya sentido solo mi alma (porque me ciento tan miserable)quisiera ver pasar el tiempo ante mi y que no duela como hasta ahora porque mi gran compañia es la soledad?y las dolorosas despedidas ...algun dia tendre valor ...me armare de valor y te dire adios...se que te iras primero....lo se porque en tu corazon solo hay turbulencias y un frio escalofriante,eres un ser sin sentimientos o los tratas de ocultar ...dices que no quieres ....y porque cuando me hablas ciento otra sensacion? ...no se loq ue pasara nada espero ....solo me sentare frente al mar a contemplar su magestuosa belleza ,su ternura apasible que me brinda ,que me regala cada vez que miro el horizonte y veo posar el sol.hasta desaparecer ,llegando sin medida la esperada oscuridad ....la misma que me dara tranquilidad cuando ya no estes ,cuando mis dias se tornen grises por tu despedida ...no se porque ciento tanto temor imaginar ese instante...perdon por ser como soy,por demostrar lo que ciento ,por ser tan devil,por quererte tanto y por no querer olvidarte.
musa(SOLEDAD MUNIZAGA)
SUEÑOS

donde las piedras no alcanzan
donde el fuego se confunde y la oscuridad reina
al pie de los murmullos que el viento inmenzo alcanza
y la muerte como un grito hacia el eco.
¡ahi espero!
mientras mi corazon
lleno de sangre que brota por mis ojos
por tu ausencia y todo los sueños caen gota a gota
¡ahi pienso!
en el silencio escuches mi murmullo
convertido en canto pidiendo a gritos tu libertad
atados al silencio y la distancia
dolidos en el tiempo y amando mi amar
vistiendo la sangre de tus venas
para ti ...la inspiracion de mi poesia
SOLEDAD MUNIZAGA
miércoles, 10 de febrero de 2010
EL PRIMER BESO DE AMOR
Deambulando por nuestra solemne y decrépita biblioteca gótica, hemos encontrado que uno de sus habitantes, el querido y admirado Lord Byron, se hallaba presa de un arrebato beligerante.
La furia del poeta es comprensible, ya que no sólo sus contemporáneos, sino también sus sucesores, han derrochado su talento (y la paciencia de las Musas) alabando unas gracias más bien miserables.
Lord Byron nos propone dejar de lado las batallas épicas y los lamentos pueriles, y enfocar nuestra atención en las cosas verdaderamente importantes: como el primer beso de amor.
OSCURIDAD
Tuve un sueño, que no era del todo un sueño.
El brillante sol se apagaba, y los astros
vagaban diluyéndose en el espacio eterno,
sin rayos, sin senderos, y la helada tierra
oscilaba ciega y oscureciéndose en el aire sin luna;
la mañana llegó, y se fue, y llegó, y no trajo
consigo el día,
Y los hombres olvidaron sus pasiones ante el terror
de esta desolación; y todos los corazones
se helaron en una plegaria egoísta por luz;
y vivieron junto a hogueras - y los tronos,
los palacios de los reyes coronados - las chozas,
los hogares de todas las cosas que habitaban,
fueron quemadas en las fogatas; las ciudades se consumieron,
Y los hombres se reunieron en torno
a sus ardientes refugios
para verse nuevamente las caras unos a otros;
Felices eran aquellos que vivían dentro del ojo
de los volcanes, y su antorcha montañosa:
Una temerosa esperanza era todo lo que el mundo contenía;
Se encendió fuego a los bosques - pero hora tras hora
Fueron cayendo y apagándose - y los crujientes troncos
se extinguieron con un estrépito -
y todo fue negro.
Las frentes de los hombres, a la luz sin esperanza,
tenían un aspecto no terreno, cuando de pronto
los haces caían sobre ellos; algunos se tendían
y escondían sus ojos y lloraban; otros descansaban
sus barbillas en sus manos apretadas, y sonreían;
y otros iban rápido de aquí para allá, y alimentaban
sus pilas funerarias con combustible,
y miraban hacia arriba
con loca inquietud al sordo cielo,
El sudario de un mundo pasado; y entonces otra vez
con maldiciones se arrojaban sobre el polvo,
y rechinaban sus dientes y aullaban; las aves silvestres chillaban,
y, aterrorizadas, revoloteaban sobre el suelo,
y agitaban sus inútiles alas; los brutos más salvajes
venían dóciles y trémulos; y las víboras se arrastraron
y se enroscaron entre la multitud,
siseando, pero sin picar - y fueron muertas para ser alimento:
y la Guerra, que por un momento se había ido,
se sació otra vez; - una comida se compraba
con sangre, y cada uno se hartó, resentido y solo
atiborrándose en la penumbra: no quedaba amor;
toda la tierra era un solo pensamiento -
y ese era la muerte,
Inmediata y sin gloria; y el dolor agudo
del hambre se instaló en todas las entrañas - hombres
morían, y sus huesos no tenían tumba,
y tampoco su carne;
el magro por el magro fue devorado,
y aún los perros asaltaron a sus amos,
todos salvo uno,
Y aquel fue fiel a un cadáver, y mantuvo
a raya a las aves y las bestias y los débiles hombres,
hasta que el hambre se apoderó de ellos, o los muertos que caían
tentaron sus delgadas quijadas; él no se
buscó comida,
Sino que con un gemido piadoso y perpetuo
y un corto grito desolado, lamiendo la mano
que no respondió con una caricia - murió.
De a poco la multitud fue muriendo de hambre;
pero dos
de una ciudad enorme sobrevivieron,
y eran enemigos; se encontraron junto
a las agonizantes brasas de un altar
donde se había apilado una masa de cosas santas
para un fin impío; hurgaron,
y temblando revolvieron con sus manos delgadas y esqueléticas
en las débiles cenizas, y sus débiles alientos
soplaron por un poco de vida, e hicieron una llama
que era una burla; entonces levantaron
sus ojos al verla palidecer, y observaron
el aspecto del otro - miraron, y gritaron, y murieron -
De su propio espanto mutuo murieron,
sin saber quién era aquel sobre cuya frente
la hambruna había escrito Enemigo.
El mundo estaba vacío,
lo populoso y lo poderoso - era una masa,
sin estaciones, sin hierba, sin árboles, sin hombres, sin vida -
una masa de muerte - un caos de dura arcilla.
Los ríos, lagos, y océanos estaban quietos,
y nada se movía en sus silenciosos abismos;
las naves sin marinos yacían pudriéndose en el mar,
y sus mástiles bajaban poco a poco; cuando caían
dormían en el abismo sin un vaivén -
Las olas estaban muertas; las mareas estaban en sus tumbas,
Antes ya había expirado su señora la luna;
Los vientos se marchitaron en el aire estancado,
Y las nubes perecieron; la Oscuridad no necesitaba
De su ayuda - Ella era el universo.
LORD BYRON
ACUERDATE DE MI
Llora en silencio mi alma solitaria,
excepto cuando esté mi corazón
unido al tuyo en celestial alianza
de mutuo suspirar y mutuo amor.
Es la llama de mi alma cual aurora,
brillando en el recinto sepulcral:
casi extinta, invisible, pero eterna...
ni la muerte la puede mancillar.
¡Acuérdate de mí!... Cerca a mi tumba
no pases, no, sin regalarme tu plegaria;
para mi alma no habrá mayor tortura
que el saber que has olvidado mi dolor.
Oye mi última voz. No es un delito
rogar por los que fueron. Yo jamás
te pedí nada: al expirar te exijo
que sobre mi tumba derrames tus lágrimas.
Esta es una versión libre del poema de Lord Byron, Acuérdate de Mí,
CUANDO NOS SEPARAMOS
Cuando nos separamos
En silencio y entre lágrimas,
Con el corazón partido,
Apartándonos por años,
Tu mejilla se volvió pálida y fría,
Más fríos tus besos;
Y es verdad que aquella hora predijo
El dolor de esta.
El rocío de la mañana
Se hundió gélido en mi frente,
Lo sentí como el preludio
De lo que hoy siento.
Tus votos fueron quebrados,
Y ligera es tu fama:
Escucho decir tu nombre
Y comparto su vergüenza.
Te nombran en mi presencia,
Lúgubres voces en mis oídos;
Un estremecimiento en mi camino:
¿Por qué tanto te he querido?
Ellos no saben que te conocí,
Los que te conocen demasiado bien:
Largo, largo tiempo he de arrepentirme de ti,
Hondos pensamientos que jamás diré.
En silencio nos conocimos,
En silencio me lamento
De tu corazón proclive al olvido,
Del engaño de tu espíritu.
Si llegara a encontrarte
Tras largos años,
¡Cómo habría de saludarte!
Con lágrimas y silencio.
Lord Byron (1788-1824)
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